La función del simulacro: legitimar un régimen genocida, cuyo aparato de defensa del Status Quo de iniquidad seguirá intacto.5 mecanismos para amarrar las “elecciones” formales a una No-elección real
Azalea Robles
Para Kaos en la Red
“Son conocidos los mecanismos de La Estafa, pero por el autismo generalizado de una sociedad fascistizada mediante el genocidio y bombardeada mediáticamente, La Estafa sigue en pie… En Colombia actualmente hay una pugna entre, por un lado, una sociedad fascistizada disfrazada de legalidad, amparada en la desarticulación del sistema educativo y la precariedad social generalizada; y por otro lado las conciencias persistentes.”
“El simulacro de “elecciones” tiene una funcionalidad muy precisa: legitimar un régimen genocida, cuyo aparato de defensa del Status Quo de iniquidad seguirá intacto, pero con renovada fachada.”
Pronto le van a asestar al pueblo colombiano otro golpe grandioso de propaganda: a saber hacerle creer que va a “elegir” a un presidente, cuando el aparato político está amarrado mediante mecanismos innegables que desglosaré a continuación: 5 mecanismos para amarrar las “elecciones” formales a una No-elección real, y de perpetuar en el poder político a candidatos que aseguren la continuidad del Status Quo de desigualdad social y su corolario de represión genocida.
1. Genocidio político, exterminio físico.
El genocidio de los movimientos políticos que han reclamado realmente cambios estructurales que hubieran podido modificar la dramática situación de iniquidad en Colombia, madrastra de todos los males, determina de forma fundamental el “panorama electoral”.
El caso de la Unión Patriótica es ilustrativo de la falta de garantías de vida para el ejercicio de la política electoral en Colombia: 5000 militantes asesinados, entre ellos 2 candidatos presidenciales. La Unión Patriótica fue un partido político de izquierda, creado tras unos acuerdos de paz entre el gobierno de Belisario Betancur y las FARC en 1985: una propuesta política legal de varios actores sociales, entre ellos las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), El Partido Comunista Colombiano, otros movimientos sociales como la Coordinadora Obrera Campesina, Sindicatos, asociaciones campesinas, y personas de otros sectores. El partido agrupaba a mujeres y hombres que tenían en común la reivindicación por la justicia social.
La Unión Patriótica, pese a no contar con las millonarias campañas de los partidos tradicionales, logró gran simpatía y votación en la población colombiana, ya que su programa respondía a necesidades objetivas de la población, pues proponía las reformas estructurales necesarias a la consecución de la Justicia social, y por consiguiente la Paz con cimientos profundos. La UP logró sus mayores votaciones en las regiones del Nordeste, Bajo Cauca, Magdalena Medio, Urabá, Chocó, Arauca y Área Metropolitana de Medellín: todas regiones que serían arrasadas por el ejército y la Herramienta paramilitar en los años siguientes. Dos candidatos presidenciales, 8 congresistas, 13 diputados, 70 concejales, 11 alcaldes y miles de sus militantes fueron asesinados por las fuerzas del Estado colombiano. Ante el Exterminio, muchos militantes huyeron al exilio para preservar su vida, y otros ingresaron a la guerrilla, como fue el caso de Mariana Páez, de Iván Ríos o de Simón Trinidad.
La Unión Patriótica no alcanzó a incidir de forma efectiva en cambios políticos, pues fue exterminada por el Estado colombiano, quien asesinó, mediante su herramienta paramilitar, sus policías y militares a más de 5.000 militantes. Muchos guerrilleros que habían depuesto las armas para entrar en la vida política-legal fueron masacrados por el Estado, así como innumerables militantes de la UP que no provenían de la guerrilla. En 1993 se interpuso ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) una demanda contra el Estado colombiano por genocidio contra la UP. El plan del Estado y de la CIA para exterminar a la UP, se denominó “Baile Rojo”.
El asesinato sistemático de sindicalistas es otra muestra de la arremetida contra el diálogo social y la posibilidad de hacer política en Colombia: Colombia es el país del mundo más peligroso para ejercer el sindicalismo. Miles de militantes del partido comunista han sido asesinados para impedir que hicieran política, que cambiaran las cosas mediante la argumentación y las ideas; los asesinatos nunca han cesado, incluso han sido asesinados recientemente militantes del Polo que sí propugnaban cambios sustanciales. El Polo es una mezcla entre gente con conciencia social y humana en las bases, y politiqueros en la cúpula, salvo contadas excepciones como Robledo, Gloria Cuartas, Gloria Inés Ramírez, y otros más; un partido que pretende ser de izquierda en el contexto colombiano: es decir un partido surrealista. Un partido que se mueve en las líneas permitidas por un régimen genocida: un conglomerado que oscila entre propuestas sociales, reclamadas por el ala izquierda en el interior del Polo, y a la vez un alineamiento con políticas de derecha. Lamentablemente las personas del Polo más consecuentes con un verdadero cambio social, son víctimas de una persecución intensiva por parte del Estado.
El genocidio político ha configurado un panorama político totalmente falseado en Colombia: la derecha es fieramente fascista, y lo que se reclama de “izquierda” está bastante a la derecha, con un fascismo y clasismo igualmente enquistado, pero con apariencia menos fiera.
Al haber sido asesinados sistemáticamente todos aquellos que reclamaban y proponían cambios en la relación de desigualdad social, y haber inyectado pavor en los sobrevivientes, los comanditarios del aparato represivo y genocida han logrado obtener una pantomima de elecciones, una pantomima de partidos, pero con la garantía de que ninguno representa un peligro real al Status Quo de injusticia social.
2. Reflejo de Pavlov y fascistización social.
El genocidio político, el asesinato sistemático del que reclama contra la desigualdad social, del que reclama los únicos cambios que verdaderamente podrían tener una incidencia en el bienestar de la población, han inyectado un pánico social que ha paralizado a muchos en sus reivindicaciones: un pánico al estilo Reflejo de Pavlov que relaciona la reivindicación social con el castigo que se le ha dado desde los aparatos represivos: la muerte, la tortura, la desaparición, el encarcelamiento.
La normalización del castigo a los “rojos”, o a los que busquen más equidad y menos desigualdad social, ha fascistizado la sociedad en su conjunto.
Así han operado el Exterminio de las ideas. Tras décadas de genocidio político sólo hace falta accionar la palanca del miedo. Accionar esa palanca, accionar el Reflejo de Pavlov le garantiza a la gran oligarquía, a los señores del país, que son en realidad los verdaderos “señores de la guerra”, que todos los candidatos funcionen cómo obedientes marionetas, cuyas propuestas y planteamientos nunca hagan peligrar sus intereses económicos, y que por consiguiente mantengan la situación de expolio y de empobrecimiento contra las mayorías.
Claramente se ve en estas elecciones que todos los candidatos piensan darle continuidad a la guerra, darle continuidad a ese expolio que son los impuestos para la guerra, darle continuidad a la represión, darle continuidad a las privatizaciones en todos los ámbitos: salud, educación, servicios, agua, etc… Darle continuidad al no diálogo con la insurgencia, darle continuidad al agro industrial, a la minería, a las bases militares USA. Darle continuidad al Aparato de saqueo, que conlleva intrínsecas las correlaciones entre enriquecimiento para pocos y zozobra y muerte para las mayorías.
Ya nadie, en el escenario de elecciones, osa adentrarse en el terreno de tratar con claridad las evidentes correlaciones que desangran a Colombia:
Ø enriquecimiento para pocos correlativo a saqueo y empobrecimiento para las mayorías.
Ø La represión es correlativa al expolio. Represión contra la reivindicación de justicia social y demonización de las protestas sociales. Desapariciones, asesinatos, montajes judiciales.
Ø El desplazamiento masivo de poblaciones es correlativo a un plan de saqueo: 4,5 millones de personas han sido desplazadas en Colombia. Para ello se implementa el horror: Asesinatos, bombardeos, fumigaciones, Estrategia Paramilitar.
Ø A todo lo anterior son correlativas dos realidades: la resistencia popular, y en el lado opuesto la voluntad de negar dicha resistencia. Ignorar el descontento social, negar la guerra y sus raíces, pretender exterminar con un baño de sangre a las guerrillas, son una continuidad.
Ø Ante el descontento social se implementa un correlativo aumento de las fuerzas represivas del Estado: el ejército colombiano es descomunal, el mayor del continente después del de Estados Unidos, y se le suma la Estrategia paramilitar. El Aparato represivo requiere sin cesar nuevos soldados; y merced al empobrecimiento generalizado, encuentra en la juventud desposeída de sus derechos de acceso a la educación, a la vivienda, a la salud, una cantera de carne de cañón, sin cesar renovada. Sin la Libreta Militar un joven en Colombia no puede graduarse, ni trabajar; y los jóvenes son sin cesar casados mediante redadas para ser enrolados en el ejército; también se ejerce sobre ellos un chantaje abyecto: al acceder a ser soldados pueden recibir algunas migajas de lo que deberían ser sus derechos (becas, operaciones médicas para un familiar…). Se les ofrece algo de sus derechos robados a cambio de sus vidas, ofertadas para proteger el botín de los ladrones. Recuerdo el comentario que en una ocasión me hizo un joven de un barrio marginalizado: que su futuro era semejante a una morcilla… densos coágulos y amasijo de sangre que otros se comerán con deleite.
Ø Al empobrecimiento generalizado y a la estructura paramilitar adelantada por los aparatos del Estado es correlativa la desintegración social en grados alarmantes. Sin embargo la constante es empujar a la indigencia y al sicariato a millones de niños y seguir negando la evidencia de que la raíz de la violencia y del conflicto social generalizado es el empobrecimiento.
Es obvio que se ha operado el exterminio de las ideas, porque pretender la continuidad de un Aparato de moler vidas tan horrendo, es de ciegos y sordos obedientes a un puñado de enriquecidos.
Es que son muchos los asesinados y desaparecidos: 250.000 desaparecidos, otro tanto asesinados, dejan una huella de miedo innegable.
Para accionar el Reflejo de Pavlov en un país como Colombia, los amos del país recurren a la estigmatización continua. Cualquiera que medio se atreva a cuestionar la desigualdad social, a evidenciar los crímenes de Estado y a plantear la urgente necesidad de reformas estructurales a nivel económico y social es declarado: “antipatriota”, “terrorista”, “guerrillero”… y es por consiguiente puesto en la mira de la policía política DAS y de las hordas paramilitares de guerra sucia. También se abaten sobre el atrevido los montajes judiciales, como es el caso de Piedad Córdoba que es víctima actualmente de montajes judiciales por haberse atrevido a plantear un necesario y humanitario canje de prisioneros en Colombia; por haberse atrevido a denunciar las torturas en las cárceles de Colombia; por haberse atrevido a poner en evidencia que la Lista de “Terrorismo” impide las negociaciones con los insurgentes, y que Colombia no puede seguir desangrándose merced a una Lista que es una directa imposición colonial desde E.E.U.U; por haberse atrevido a denunciar que el paramilitarismo es Estrategia Estatal; por haber planteado lo que es más que evidente pero que la cúpula del poder económico y político quiere negar: en Colombia hay una guerra fruto de la dramática desigualdad social. Y por consiguiente la única salida a esa guerra es mediante el diálogo social y las reformas estructurales.
Pocos son los políticos valientes en Colombia, porque la cobardía les garantiza la libertad y la vida. Entonces lo que hay en realidad es un simulacro de democracia, ya que el genocidio y el miedo inyectado han eliminado físicamente a los opositores, y luego han provocado unos niveles de autocensura descomunales en los sobrevivientes.
3. Campañas políticas que se basan en la falta de educación de la gente, el sentimentalismo patriotero al más puro estilo fascista, y la mentira.
Para ilustrar este mecanismo de manipulación de las elecciones vamos a detenernos brevemente en los 2 candidatos que las encuestas dan como favoritos a las elecciones 2010:
· El privatizador guerrerista, que maneja la estafa del discurso de “la cultura de paz” mientras agudiza las causas de la guerra, es presentado como un Mesías.
En un país con 20 millones de pobres, 8 millones de indigentes y un bombardeo sistemático de valores clasistas, operado por los mass-media, la manipulación logra ejercerse de forma descomunal. Tanto es así que hoy el candidato Mockus, privatizador, padre del aumento en 60% de las matrículas universitarias, y de la penalización salarial contra los maestros en huelga; el mismo de la iniciativa de disminuir aún más los salarios mínimos es aclamado como “el Salvador”: “el profesor”, “el defensor de la inteligencia”, “el matemático filósofo”… y una serie de calificativos mesiánicos que solo pueden acatar los amnésicos, o los que no saben que el “defensor de la inteligencia” ha excluido a decenas de miles de personas de la educación, ha viabilizado reformas laborales lesivas para el profesorado, ha privatizado empresas públicas, y su “inteligencia” no es tal, pues no alcanza a comprender que Colombia necesita el diálogo y no más guerra a muerte, como lo ha prometido él …O lo entiende muy bien, pero no le importa mantener al país en un baño de sangre, pretendiendo acabar con la insurgencia por la fuerza bruta, mientras las causas del surgimiento de dicha insurgencia siguen intactas… Representa el tipo de perversión que necesita la gran oligarquía.
Da dolor ver cómo se le hace creer a una población que ha sido desposeída de su derecho a la educación, que “Mockus es el candidato que va a educar a Colombia, porque él es un filósofo y matemático”…La propaganda se basa en un clasismo inyectado por años, que pretende ahora que los desposeídos de la educación beban las palabras de un privatizador convertido en Mesías: la imagen mediática no corresponde con lo que es la esencia clasista y guerrerista del personaje, pero sirve para engañar a una masa, haciéndole adular a un artífice del desmantelamiento de la educación pública, como si fuera un amante de la educación. Mockus ha sido un paladín de las privatizaciones, y por lo tanto de la exclusión social, y del recorte de los derechos más básicos del ser humano: más allá de su discurso estafador, el mismo Mockus se ha encargado de golpear al profesorado, precarizando sus condiciones de trabajo; se ha encargado de reprimir al estudiantado cuando reclamaba contra las privatizaciones. Y ese es el “Mesías” que los medios presentan como “el fin del Uribismo”, ese que no es otra cosa que la continuidad de lo mismo…
Mockus basa su campaña en teorías que buscan ocultar las raíces del drama para perpetuarlo, perpetuando así el Status Quo. Incurre en el cinismo absoluto, al basar su discurso en una culpabilización del ciudadano, argumentando que “todo es cuestión de educación y buena voluntad” y manipula los deseos de paz de la población con nociones aberrantes de “cultura de paz que habría que inculcarle a los colombianos”, como si la paz sólo fuera cuestión de cultura y no de evidentes desigualdades sociales, de saqueo, de destrucción de poblaciones y de medio ambiente para hacer viable la penetración económica… A los que habría que “enseñarles nociones de cultura de paz” son a los saqueadores, a los grandes empresarios, a las multinacionales, y no a la población colombiana… Todo esto forma parte de una gran guerra ideológica y mediática contra la capacidad de análisis y de percepción de la realidad: estas campañas que prostituyen la palabra PAZ suelen ser financiadas por imperios armamentistas, por la USAID, y encuentran siempre portavoces locales, que mientras hablan de “cultura de paz”, triplican los ejércitos y agreden a la población. Esto es como si para frenar las violaciones sexuales, alguien se atreviera a plantear que a las mujeres hay que enseñarles nociones de “cultura de recato”, y planteara que la violación sexual no constituye por sí misma La Violencia, sino que la violencia empieza al momento en que la mujer se defiende.
Vemos en el desastroso panorama electoral colombiano, las mentes más retorcidas. Los candidatos de la perfidia que adelantan un discurso de “civismo” mientras que paralelamente son ardientes promotores de la privatización y la correlativa agudización de la precariedad. Un sin sentido cuya perfidia sin embargo cala hondo en parte de la población, que cansada de delincuencia se aferra a las falsas soluciones sobre-mediatizadas, mientras que se hace silencio acerca de las causas profundas de la dantesca situación que vive Colombia. La situación de desintegración social causada por la miseria se expresa en formas extremas en Colombia: con niños sicarios de 9 años, con barrios en los que la esperanza de vida de un muchacho no supera los 20 años… Es un drama cotidiano para millones de personas, y la farsa electoral se burla totalmente de estas realidades.
· Por otro lado está Santos, el rey de los asesinatos mal llamados “falsos positivos”
Solo daré un ejemplo de uno de sus lemas de campaña, para mostrar a qué nivel de manipulación se mueve, y se basa en el chantaje emocional y la ausencia de argumentos. En las vallas de su campaña, con la que ha tapizado Villavicencio, se puede leer: “Porque apoyar a Chávez es indigno, vote Santos” Creo que no necesita comentarios…
Ningún candidato ha mantenido que admiraba a Chávez, ya que en la fascistizada Colombia eso es casi una “herejía”… Pese a que Venezuela y Cuba han operado de la vista a miles de colombianos, que cruzan la frontera para poder acceder a la salud que les es negada por la oligarquía colombiana. Miles de colombianos han sido operados en la “Misión Milagro” en Venezuela, por especialistas cubanos: los mismos colombianos que en Colombia no tienen acceso a la salud, como lo expresa César Jérez: “Los espera la frontera entre un país que los destina a ser ciegos y otro país donde muchos han vuelto a ver claro, después de largos años de semi-obscuridad”.
Está claro que ninguno de los candidatos favoritos, engendros del clasismo, desprovistos de empatía, cambiará algo para el bien de la maltratada Colombia.
4. La compra de votos y el fraude en el conteo.
El mecanismo cuarto consiste en comprar votos mediante el dinero público, y ejercer fraude en el conteo, por si todo lo anterior no fuera suficiente.
5. El voto con pistola.
Y por si aún no basta, también están los militares y los paramilitares amedrentando a poblados enteros, amenazando a miles de personas que si no votan por tal, simplemente masacrarán a su familia.
Esas son las “elecciones” en Colombia. El que crea que en Colombia hay “democracia”, debería revisar la definición de “democracia”.
· Legitimar lo ilegitimo, mediante mecanismos de legalidad amañados
En definitiva, los que detentan el poder buscan legitimarse mediante la farsa electoral, buscan legitimar esto:
El 68% de la población de Colombia vive en la pobreza e indigencia. La concentración de la riqueza es escandalosa: Colombia es el 11º país con más desigualdad social del mundo (número 11 de coeficiente GINI de desigualdad), y es el país más desigual del continente americano. Hablamos de que hay, según las cifras más clementes, 8 millones de indigentes y 20 millones de pobres. Mueren anualmente más de 20 mil niños menores de 5 años por desnutrición aguda (cifras de UNICEF), de cada 100 madres desplazadas gestantes, 80 padecen desnutrición crónica. Simultáneamente, y correlativamente a esta miseria, un solo banquero, Sarmiento Angulo, controla el 42% del crédito nacional y declaró ganancias de 1.250 millones de dólares en el último bimestre de 2009.
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